Si tuviera que precisar el estilo del salón de esta casa, me decantaría por definirlo con una palabra tan simple como es "natural", aunque en sí mismo no sea un estilo. Pero es que, además, su propietaria ha creado un espacio elegante, coordinando con enorme acierto piezas totalmente artesanas como la mesa del centro del salón, robusta y magnífica, con otras que le añaden un cierto aire étnico, como los cojines que adornan el sofá, o el tam-tam, que se puede utilizar como taburete o mesita auxiliar, una pieza fabricada con madera tropical de gran belleza.
Otra particularidad que me ha llamado la atención es el efecto brillo de algunos objetos seleccionados, que destacan entre el blanco níveo, la madera y la fibra. Es el contraste que crean el cristal y la plata, el cuadro de la pared procedente de Australia, el jarrón de la mesa del centro, como un espejismo entre una decoración rústica, natural, y sumamente bella.
No sólo el salón es una estancia única. La zona habilitada como comedor, que recibe una gran cantidad de luz debido a la cercana puerta francesa que flanquea la salida al jardín, es también un espacio lleno de encanto natural. Tanto el salón, como la cocina adyacente, y el comedor, tienen un claro acento nórdico, pero es tal vez en éste último, donde se hace más palpable. Las lámparas, adquiridas en Ikea, la mesa y el banco en el color natural de la madera, y las sillas, en color blanco, crean un acogedor entorno nórdico, difuminado por la luminosidad que impera en todo el espacio.
Imágenes: Paulina Arcklin, Vía: The style files
